¿Y yo a quién echo de menos mamá?

La imagen es de libro “A los perros buenos no les pasan cosas malas” de Elvira Sastre. La ilustración de Ayesha López Rubio.

Halloween, noche de muertos, o lo que queramos. Fiesta en suma, que es lo que nos gusta. Y más ahora “Pan y circo” que la población no piense, que beba, que baile y que se ría. Pero ni con esas.

Alejo no sabe qué es ni qué significa Halloween, y yo, la verdad, poca cosa. A mi me parece bien que importemos todos los circos que no trabajen con animales, así que, bienvenido sea. Mi hijo me preguntaba qué era Halloween y le cuento, que un desfile de fantasmas, de gente que ya no está, puede, esa noche, salir de una isla preciosa donde viven todo el año, a pasear libremente, y divertirse, y tocar a otros, y besarlos, y bailar hasta que amanezca… Y entonces me doy cuenta. Joder, los fantasmas viven hoy mejor que nosotros. Pero dejo al margen este pensamiento fugaz, y mi hambre de abrazos y risas y suspiro.

Aquí nunca había sido Halloween, nunca hasta hace muy pocos años… Aquí se celebraba el día de todos los santos. Y aunque en mi familia jamás se han visitado tumbas ni columbarios en esta fecha, lo cierto es que, de algún modo, a medida que he ido teniendo mis propios muertos, he sentido la necesidad de pensarlos este día, un segundo, solo uno, pensarlos vivos y danzando.

Nuevo suspiro y me adentro en le charco de explicarle a mi hijo qué es el día de todos los santos…

-Después de Halloween es el día de todos los santos, y ahí, recordamos a las personas que queríamos mucho y que ya no están.

-¿No están porque se han muerto?

-Sí, porque se han muerto.

-Yo puedo recordar  mi abuela Ana y a mi Abuelo Pepe

-Y a Truco,mami, puedes recordar a Truco.

-Sí, y a Truco. A todos los que echo de menos

-Y yo mamá, ¿a quién echo de menos?

Silencio, sonrío, me inundo, aprieto los labios. -A nadie, mi niño, tú no echas de menos a nadie.

Y de repente siento un absurdo; una mezcla de amor y miedo, porque sé qué van a herirte, que la vida va a morderte.

Mañana hablaremos de mi abuela, de mi abuelo, y hasta del perro de mi adolescencia.

Mañana voy a enseñarte que echar de menos no siempre duele, que a veces es una suerte tener la memoria para poder acudir a ella cuando se quiera, y poner a danzar nuestros muertos, los que tienen nombre y manos, y una historia conmigo, y un cuento de noche, y una playa favorita, y una sartén de papas fritas, y un pan de Cádiz bajo el brazo, y una promesa de verano eterna y una canción de madrugada.

Mañana nos comemos una galleta de fantasma hablando de la suerte que tengo de haber querido a gente que me ha querido tanto, de poder estar aquí contándote quienes fueron, mañana conjugamos Haloween y el día de todos los santos. Y será feliz, y sonreiremos, tú porque porque no conoces despedidas, yo porque tengo la suerte de echar de menos.

Feliz día de todos los santos.