Salida con niños parte 1

Vamos que nos vamos…

Por fin volvemos la vista hacia ellos, ¿Ah qué estabas aquí? Es el primer momento en que pensamos en los niños durante la pandemia (no me refiero a tí o a mí, sino a las instituciones). Y es que como hemos tenido la gran dicha de que este virus los trate con indulgencia no hemos pensado en ellos hasta más de 40 días después del inicio de esta locura. Así que supongo que lo primero será decir “Gracias, ya era hora”.

Ya hablamos de los problemas que están teniendo los niños durante este confinamiento y que se derivan del encierro. Hemos privado a los niños de lo que los convierte en niños. Correr, saltar, ensuciarse, gritar, reírse muy fuerte, sudar, mojarse… ser niños, en suma. De manera que si a los niños les hemos limitado su capacidad de ser niños los hemos convertido en niños a medio gas, y eso se traduce en los trastornos de comportamiento que ya hemos valorado antes.

Ahora nos toca por fin, vamos a recuperar pequeños espacios para ser niños… con cuidado, todavía tímidos, sin miedo pero siendo ejemplo de prudencia y responsabilidad. Nos van a mirar con lupa y tenemos que ser el mejor ejemplo, mejores que ellos, infinitamente mejores que los que nos van a examinar.

Las medidas

• Tiempo: 1 hora máximo. ¿Qué cómo lo controlarán? Pues ni idea, entiendo que apelamos a la responsabilidad individual y ya hemos comentado que aquí no fallaremos porque no vamos a dar argumentos para que nos corten las alas.
• Horario: 9-21h.
• Distancia: hasta 1 km de casa.
• Compañía: un conviviente adulto y máximo 3 niños por adulto.
• Distanciase seguridad: 2m a los lados, delante y detrás para no acercarnos peligrosamente a nadie.

Lo que no especifican

¿Mascarillas?

“Recomiendan” su uso, que no obligan.

Aquí empieza el lío porque aunque creo que los profesionales de la salud lo explicamos bien, la información que se recibe por otras vías es muy confusa.

• ¿Protegen?

Si leéis el post de coronavirus en niños, ahí ya hablamos de las diferentes mascarillas y por qué las quirúrgicas (las habituales que pides ver en la calle, en su mayoría) sólo sirven para que enfermos no contagien a otros; es decir, hay una protección de los otros frente a mí, no al revés. De modo que servirá para proteger a otros de nuestros hijos. ¿Qué pasa? Pasa que si mantenemos la distancia y somos escrupulosos con la higiene de manos no parecen muy necesarias.

• La edad:

Menores de 2 años NO DEBEN usar mascarillas por motivos de seguridad, y yo lo ampliaría mínimo hasta los 3 años. A partir de ahí puede ser seguro pero desde luego incómodo, mucho.

• La talla

Si decidís usarla hay tutoriales múltiples de como convertir una mascarilla quirúrgica en una mascarillas talla infantil.

• Tejidos:

Las de tela sirven poco, pero menos es nada; aunque ya os he dicho que si no nos obligan yo soy defensora de NADA. Os dejo infografía que es una traducción de el estudio que os dejo aquí que ha hecho enfermera saturada.

• Otras consideraciones

1. Falsa sensación de seguridad: y es que no paramos de insistir en que las medidas más importantes son la distancia y el lavado de manos. A veces al llevar mascarillas nos creemos a salvo y descuidamos el resto de medidas.
2. Saber usar una mascarilla: ponérsela, tenerla en su sitio, no tocarla… Si no podemos los adultos… ¿Podrá un niño? (Os dejo imagen de farmaenfurecida)
3. Libertad, aire, salud, sensación de VIDA. Vamos a salir a disfrutar, ese es el objetivo. No es un camino al médico, a la farmacia, a la compra… en este caso el único objetivo es aliviar la sensación de cautiverio, movernos, recibir sol… ¿Habéis usado una mascarilla una hora? ¿Diríais que os permite disfrutar del día? Pues eso. Bocas al aire, prudencia, y a sentirnos vivos.

Otros objetos, situaciones y cosas a tener en cuenta

• Guantes: Yo voto NO. Si salgo a la playa y me dejan tocar la arena, quiero poder sentirla, si puedo tocar tierra o coger una flor, quiero hacerlo. No hay guantes de plástico de sus tallas y además no quiero que se vean privados de este sentido.
• Llevaría desinfectante ya sea del que se vende y se valora como oro líquido o del casero que cada cual pueda preparar, no solo para limpiar las manos cuando toquen cosas, también para limpiar las cosas que toquen… pero sin histeria… no queremos convertir la experiencia en el pasaje del terror… así no querrán salir y sentirán aún más miedo.
• Entiendo que habrá que valorar el entorno en que vive cada uno, sus posibilidades. Posibles itinerarios, desembocaduras en plazas o zonas verdes no vetadas, paseos marítimos, descampados, trozos de monte… Y no solo el itinerario, también los horarios. Habrá que saber elegir las horas que nos permitan mantener las distancias, porque un niño no sale a pasear… un niño sale a correr, a saltar, a gritar, a esconderse,… a volar.
• Los primeros días serán una prueba, un ensayo-error, iremos mejorando, como hemos hecho en todo este escenario desde que iniciamos el confinamiento.
• Tenemos, los padres, que ser unos magníficos guías turísticos por este mundo nuevo que van a descubrir. Y es que muchos no habrán pisado la calle desde hace más de un mes y no saben que van a cruzarse con gente disfrazada con guantes, mascarillas, máscaras… no saben del silencio nuevo, de la disminución del tráfico, de los negocios cerrados… No saben de esta ciudad desierta. Así que os recomiendo sonreír mucho, atender a las flores, los pájaros, a los insectos… a todo eso a lo que no atendemos normalmente. No nos anticipemos, que pregunten ellos lo que quieran. Procuremos no parecer estresados todo el tiempo, procuremos no parecer asustados… Si os ven dudar continuamente ellos pensarán que están en peligro. Hemos salido para recuperarnos no para enfermar.
• Yo os animo a salir sin miedo o con un miedo que no se vea. Prudencia, respeto, responsabilidad…

¡Preparénse porque el domingo vamos a estrenar la primavera y no va quedar una sola casa sin flores!