
Hambre de abrazos
Esta noche es probable que muchos echemos de menos, en esta enfermedad crónica de soledad impuesta, en este inhumano «no se toquen, no se besen, no se abracen». Y todo se prolonga, y nunca se acaba este no ser, este desastre de vivir medias, de vivir susurrando, apenas sin aire. Estamos tan cansados. Me faltan soles, flores, manos, pasos, cielos, estaciones. Me falta vida.
Desde aquí quiero desearos una futura navidad en la que reconquistemos los salones repletos, la cocina llena de gente, los villancicos a coro y desafinados, las bandejas de Casa Mira, los niños corriendo bajo la mesa, la nochebuena infinita. Espero poder regalar a mis hijos todos los besos que yo tuve, todas las canciones, todos los bailes.Ojalá pronto. Ojalá todos.
Especial abrazo a los que esta noche estáis solos, a los que estáis enfermos, a los que echáis de menos.
Ojalá el año que viene acabe este hambre de abrazos, aunque me temo que este amar sin tocarnos nos va a dejar un ansia perpetua de besos. Pero queda vida, pero queda toda una vida para llenarla de abrazos pospuestos.
Feliz noche buena.
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