globo animado

El (mi) drama de la lactancia materna

Esto es un articulo de opinión, o lo sería, de tener suficiente entidad…

Soy pediatra y recién estrenada madre, y creedme, tengo vuestros mismos miedos.
Mi embarazo fue de maravilla, seguí trabajando hasta casi el final y cuando dejé de hacerlo fue más por miedo a que el bebé sufriera mis insomnios, mis malas guardias y las viriasis a las que me enfrento en consulta que por mí misma. Primera compañera de viaje perenne de una madre, LA CULPA.

Yo me sentía completamente insuficiente, partida por la mitad y con mi hijo a mi lado, reclamando una mamá completa.

El parto no llegaba y al final, en un control de monitores el registro no era del todo tranquilizador y decidieron provocármelo. Finalmente Alejo no pudo soportar el proceso de parto y decidieron hacerme una cesárea urgente y ahí conocí el MIEDO.
El postcesárea no es bonito, y no puedo hablar de cómo es un posteparto natural, pero lo que ocurre las 48h tras la cirugía es incómodo, sucio y doloroso. Yo me sentía completamente insuficiente, partida por la mitad y con mi hijo a mi lado, reclamando una mamá completa.

Al ser una cesárea, me separaron de Alejo en quirófano, y me lo devolvieron después de mucho insistir unas dos horas después. Llegó bebiéndose el aire de la habitación, buscándome como si nos conociéramos desde siempre, y así era. Se enganchó al pecho y succionó vigoroso y yo me sentí plena. Desde entonces y durante mis cuatro días de ingreso, no paré de poner a mi hijo al pecho y sin embargo, al sexto día de vida, Alejo había perdido más de un 10% del peso y no mojaba pañales a pesar de que yo me empeñaba en escudriñarlos una y otra vez en busca del más mínimo rastro de humedad.

Yo era un saco de instinto, un animal que se sabe insuficiente para criar a su prole

Tuve que hacer el ejercicio de verme desde fuera para atreverme a introducir una lactancia artificial como suplemento «Qué harías si una madre en consulta te contase este caso…» . Lloré como si se acabase el mundo, como si estuviese condenando a mi hijo. Fueron 15 días de llanto continuo, sin consuelo. Yo era un saco de instinto, un animal que se sabe insuficiente para criar a su prole. No atendía a razones, odiaba los argumentos de los que me querían, pululando a mi alrededor, tratando de convencerme de que aquello no era ningún drama. Pero lo era, pero lo es. Sentí que el no tener una lactancia materna exclusiva me arrebataba gran parte del vínculo con mi hijo, sentía que estaba fallando, llegué a sentir que no me querría del mismo modo. Estaba quedándome sin esa intimidad, sin eso que me hacía especial y para él, sin todas las fantasías de crianza que había alimentado todo el embarazo. CULPA, y MIEDO. Diría que llegué a sentir vergüenza por no poder amamantar a mi bebé.

Entenderéis que en medio de toda esta tormenta visité a matronas, hablé con compañeros pediatras, hablé con amigas madres, entré en el circulo tortura-locura de vivir para esto, con el niño continuamente al pecho, el sacaleches y los biberones. Una obsesión enfermiza que me estaba haciendo profundamente infeliz.

¿Soy menos madre? y os diré que no, pero en realidad, mi animal dice sí, y aún se lame las heridas, porque duele sentir que fallas en el trabajo mas importante de tu vida.

Y luego estaba el continuo bombardeo de la IHAN. Comprenderéis que siendo pediatra leo muchísimo sobre lactancia materna, y me sé sus bondades de p a pa. Continuamente en las publicaciones que sigo aparecía un nuevo artículo en el que se comparaba la lactancia materna con la mixta y la artificial en puntos como la inteligencia, la alergia, la obesidad… La IHAN (iniciativa para humanización de la asistencia la parto y la lactancia) que funciona muy bien, y que continuamente se esta actualizando, no contempla, sin embargo, a las mujeres que como yo a pesar de tener muy claro que desean una lactancia materna exclusiva, se encuentran con que esta no es posible, de modo que nosotras desaparecemos, no estamos entre las madres que hacen una crianza «humanizada». Me sentí completamente marginada, sentí que se me marcaba como mala madre, como madre impostora. Artículos sobre la incapacidad para amamantar como fruto del marketing de las empresas de leche, artículos que hablaban de fracasos en la lactancia relacionándolos únicamente con errores en la técnica… Más y más culpa. Pero yo quería lactar y no podía, no pude, no puedo de forma exclusiva, a pesar de todo lo leído, lo aprendido, de toda la ayuda recibida, de todo el ritual al que me sometí durante un mes y medio. ¿Soy menos madre? y os diré que no, pero en realidad, mi animal dice sí, y aún se lame las heridas, porque duele sentir que fallas en el trabajo mas importante de tu vida.

Que esta corriente de crianza «humanizada» a menudo no es humana con nosotras y nos señala atribuyéndonos toda la responsabilidad de un fracaso que nunca deseamos

Con esto quiero decir que las mujeres que nos vemos en esta situación no estamos representadas en los que hoy se llama crianza natural o crianza respetuosa. ¿Soy menos respetuosa o menos naturaleza por tener que recurrir a la suplementación? Que las mujeres que como yo hacen una lactancia mixta (que no es lo que desearon de inicio) arrastran culpa e incluso vergüenza por su «fracaso». Que esta corriente de crianza «humanizada» a menudo no es humana con nosotras y nos señala atribuyéndonos toda la responsabilidad de un fracaso que nunca deseamos. He sentido que se nos echaba del club de las buenas madres.

 

Hoy continúo mi lactancia mixta, y alimento el monstruo de la culpa esta vez por haber tenido que incorporarme al trabajo (miedo me dá leer lo que la IHAN opina de esto).
Alejo es feliz, o eso creo, soy yo la que aun se lamenta cada vez que lo tengo al pecho y sé que no va ser suficiente, pero el me sonríe, ya me sonríe, y sé que va a quererme igual que si fuese una madre ejemplo de la IHAN (aunque el instinto me juegue malas pasadas).

Todas somos madres, todas culposas, asustadas, avergonzadas e insuficientes maravillosas madres primerizas.

Que viva la lactancia materna, ojalá todas tengáis una estupenda lactancia materna exclusiva, pero si no puede ser, que no tengáis que vivir mi drama, o si lo vivís, porque el drama inherente a ser madre, que sepáis que tal vez todas nos hemos sentido así antes, que el mundo esta lleno de buenas madres imperfectas para la IHAN.
El modo de lactar es una elección y a veces una imposición, pero todas somos madres, todas culposas, asustadas, avergonzadas e insuficientes maravillosas madres primerizas.

Compartir:

4 Comentarios

  1. Como me identifico con todo esto !! Sólo que no soy pediatra y por eso con mucha menos seguridad .. supongo … aunque igual de duro tiene que ser esto cuando has sido especialmente educada en el ámbito. Yo he ido a todas las clases de preparto y he leído un montón sobre ello y la lactancia y al final tuve una cesaría también ( porque bebe iba de nalgas) y después dos semanas sin dormir y sin vivir dando sólo pecho. Ha perdido más de 15% y ahora tenemos que recuperar el peso.
    Me alegro mucho de haberte encontrado como pediatra para mi hijo y como ayuda emocional para mi en todo este proceso. Gracias

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

  Acepto la política de privacidad

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Información básica sobre protección de datos

  • Responsable: Marta Garín Montañez
  • Fin del tratamiento: Controlar el spam, gestión de comentarios
  • Legitimación: Tu consentimiento
  • Comunicación de los datos: No se comunicarán los datos a terceros salvo por obligación legal.
  • Derechos: Acceso, rectificación, portabilidad, olvido.
  • Contacto: info@dragarinpediatra.com.
  • Información adicional: Más información en nuestra política de privacidad.