Crecemos
Esta aventura de tener un sitio propio empezó hace más de diez años, lo que deja claro lo pureta que soy pero también que ha sido un camino largo hasta llegar aquí.
Confieso que cuando empecé a hacer esta locura de estar sola en mi consulta propia tenía más miedo que ganas y que fue una decisión casi obligada por las circunstancias: contratos de mierder, poca sensación de realización profesional y demás dramitas.
Tardé nueve años o diez, ya no recuerdo, en decidir dejar el hospital en el que trabajaba como falsa autónoma para apostar por este proyecto, pero, sobretodo, para apostar por mi familia, por mi vida personal, por estar más presente para mis hijos. Otra decisión tomada con miedo, pero tomada, y es que yo nunca he sido una valiente.
Después de ahorrar todo este tiempo ahora vuelvo a estar en la casilla de salida pero con esta consulta preciosa, que me representa, que es mía y solo mía, donde trabajo a mi manera y ahora, además, con un espacio que me acompaña.
Y es que la consulta de pediatría debe parecerse más a una ludoteca que a una sala de exposición de las bondades del pediatra con títulos y reconocimientos en las paredes. Y esta consulta esta hecha para jugarse, para vivirse. Por otro lado, la zona en la que yo trabajo me da calma y calidez, es un refugio seguro no solo para mí sino para mis pacientes y sus familias.
Gracias a @obviaarquitectura que me ha ayudado a que esto sea posible y a grupo @grupo_ferjimar y a Ángela Arriaza.
Pero sobretodo gracias a mis padres que apostaron por mí desde el principio, a mi familia que soporta mis ausencias y este no desconectar nunca del trabajo, a Vanessa que es la mejor compañera que uno pueda imaginarse y que entiende este trabajo igual que yo y a vosotros, que hacéis posible que el modo que he elegido de ganarme la vida sea a la vez una manera de vivir preciosa.
¡Sigamos creciendo juntos!
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