Si viene el coco, me lo como

Me temo que ser insomne es ya un rasgo, una característica inherente a mi persona, como me llamo Marta, o tengo los ojos marrones o un pánico absurdo a las cigarras, del mismo modo, vago las madrugadas juntando miedos pequeños como amontonan los niños los cristales gastados en las orillas de las playas. Así, de madrugada, me conformo una torre de miedos azules y amarillos, miedos verdes y blancos, miedos de un color ámbar oscuro que coronan el equilibrio imperfecto de todos ellos, temblando, sosteniéndose apenas un poco. Hasta caer. Y así, cuando caen, cuando me siento sepultada por todos ellos, cuando me cubren los ojos y la boca y pienso en mi cuerpo tomado por todos los vidrios rotos y abandonados en una playa, justo ahí, me levanto y me hago dueña de otra madrugada.

Me hice fan de ysilamargarita hace mucho. Vi esta camiseta y sentí que me hablaba a mi y a todos mis miedos, a todos los fantasmas que me visitan cuando no amanece. No hay nada más vulnerable que una madrugada insomne, no hay terror más intenso que el saberte sola y perdida cuando el mundo duerme.

Pero espera.

No hay libertad mayor que estar observando despuntar el día, no hay vuelo más alto que estos pies míos descalzos sobre una hierba empapada, cuando todos duermen, cuando el mundo se muestra sin artificios y de repente soy dueña de esta noche que no acaba, y me sacudo y vomito, y me río y los cristales que han condensando todos mis abismos vuelan y se estrellan contra el suelo y estallan en una lluvia finísima que me cubre igual que un manto de estrellas diminutas. Soy un universo desnudo asomado al borde de esta mañana, soy toda la potencia del qué pasará porque desde aquí puedo ver todo lo que se pierden los que aún duermen, desde aquí todo el mar se agita y promete, como prometen los futuros inmediatos, como promete este día que aún no empieza y que yo conoceré también cuando por fin amanezca.

Estos miedos míos, y estas sombras, me empapan y a la vez me fortalecen, porque todos mis insomnios se quiebran al abrir el día, porque soy dueña de mis madrugadas y mis fantasmas y estoy lista para gritar ¡Si viene el coco, me lo como!