
Respirar es político
Me pasa siempre que se me ve el plumero mínimamente acerca de mis ideas, y se me ve, porque a mi, en general, se me ve todo, que hay gente no solo que me deje de seguir, que de eso ni me entero, sino que ademas me escribe para decirme que me deja de seguir, o se despide con un hastanunqui, o similar. No lo acabo de entender porque si sigues una cuenta de pediatría es porque se habla de pediatría, y es verdad que al ser también una persona la que lo hace, no una IA, pues se hablan de más, cosas, se muestran miedos, inseguridades, preocupaciones, esperanzas, desesperanzas, y vida en suma, todo inherente a estar vivos, a respirar. Y es que el mismo hecho de respirar es político, y no digo que haya que estar afiliados a un partido, tener al menos una bandera y un escudo en tu salón (de lo que sea) o ser fervoroso creyente en todos y cada uno de los preceptos, dogmas y propuestas de ninguno, digo que absolutamente todos tenemos ideas, ilusiones, un concepto de justicia, de amor, de terror… y que eso, al final es político. Así que seguiré ofendiendo a alguno, no porque yo salga enarbolando banderas (porque ahí no me verán) o tenga un logo tatuado o sea la primera en un mitin, no, el desencanto es patente con casi todos, sino porque un día, como hoy, diré que creo en una justicia lo más igual para todos (sabiendo que no es igual), que creo en la libertad para amar (y eso no es patologizable), que la sanidad pública es algo a defender con uñas y dientes (y aquí hay un duelo personal), que no hay razas inferiores, que la tierra es una y hay que cuidarla (mucho más), que me asusta el mundo que se está quedando para mis hijos, que el odio solo siembra odio, que ojalá pudiésemos hablarnos más a los ojos para entendernos en lugar de mandarnos a la mierda cada vez que alguien dice algo mínimamente distinto a lo que pienso. Que si nos escuchamos, probablemente, haya más cosas que nos unan de las que nos desunen, porque aquí uno no es solo un discurso, sino muchos, que soy persona, que siento, que padezco, que respiro y vivo y que tener miedo es muy humano, y hoy, tengo miedo. Y que ojalá, el ojalá más grande de los que he sembrado en mi pecho, mis hijos crezcan libres, amen y sean amados, respeten la libertad del otro, sean felices o casi y dejen el mundo mejor que lo encontraron. Ojalá.
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