Puerperio qué bonito nombre tienes: capítulo 3
ilustración preciosa de Ina stanimirova
¿Donde estoy?
Ya pasaron los 40 días. Se te supone recuperada. Ah, qué no lo estás? Pues debe ser un problema tuyo, una tara de fábrica, como cuando te faltaba el complemento de lactancia feliz, porque los científicos sagrados varones poseedores de la verdad estipularon que en 40 días ya debías estar preparada y recuperada.
Y no lo estás, no lo estás en absoluto.
Estás agotada como nunca en tu vida, noches y días interminables, todo se une, no hay sol ni luna, es una amalgama de horas idénticas. Aún lloras a escondidas, porque no quieres cargar a tu pareja, porque no quieres que te juzguen, porque en el fondo sientes culpa por esa tristeza que no acabas de entender. Pero incluso eso tiene una explicación científica, hormonas de bajona, hormonas postafter, y aún así, no nos lo permitimos, lloramos a escondidas. Te miras en el espejo, de cuerpo entero, para que el auto sabotaje sea máximo. Este cuerpo es un desconocido. Es el escenario de una batalla. Esa no es tu piel, ni ese tu pecho, esas caderas no eran así… no te cabe la ropa (¿cómo es posible? si a los 40 días TODAS debemos estar perfectas?, ¿Acaso no os leísteis la definición académica de puerperio?). Eres una postguerra andante, te sientes masa, carne, huesos… todo sin definir. Fea e insuficiente.
Pero sonríe!!!! Acabó el puerperio! ya debes estar recuperada.
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