globo animado

Pero, espera, ¿Qué ahora Barbie es feminista?

Empezaré diciendo que no, no he visto Barbie, y menos aún he llevado a mis hijos, porque me parece que la peli es para adultos. Aún así me sorprende ver que de repente Barbie se ha vuelto una activista feminista, o eso dicen quienes sí han visto la peli de moda.

A mi niña, la que aún me queda dentro, la que nació en los 80 y se crió viendo muñecas blancas, rubias, con medidas imposibles, con piernas infinitas, con vientres planísimos y pechos puntiagudos, con escotes y minifaldas, con taconazos de infarto y cardados kilométricos, le escuece esto. Me escuece porque yo, que era una niña gorda, veía a aquella muñeca y pensaba que algo en mi debía andar fatal, que si aquella tipa y yo éramos la misma especie debían sacar un reino aparte para mi, porque no nos parecíamos en absoluto. Es la misma sensación que tengo cuando voy a alguna playa de Los Álamos y miro alrededor y siento que debo haberme colado en un mundo paralelo donde todo el mundo está bueno, musculado, delgadísimo, dorado y caminan como flotando hasta el agua. ¿No os ha pasado? A veces corro hasta la orilla pensando que vendrá un vigilante de la belleza, de los cuerpos perfectos a sacarme de allí al grito de ¡Esta no es tu playa! Aunque me diréis que ese es mi problema, que hablan mis inseguridades y el no aceptarme, que hay sitio para todos en todas partes. Y será así, será verdad, pero es complicado sobreponerse a una infancia y una adolescencia de meter barriga y ponerse derechita, de Christina Aguilera y Britney Spears, de Spice Girls y de Barbies, de esas también.

Así que supongo que Mattel quiere que nos sintamos incluidas las gordas, las negras, las asiáticas, las que deciden no maquillarse, las que odian los tacones, las que seguimos trabajándonos la autoestima a pico y pala ya con casi cuarenta tacos. Pero eso no se consigue con tres muñecas con sobrepeso y una peli de dos horas.

Yo de Barbie esperaría que saliese a decir que se ha equivocado, que  siente haber sido referencia para niñas que se estaban construyendo, que vivir como Barbie es una fantasía inalcanzable y que quiere que todas lo sepamos. Que podemos dejar de meter barriga, de parecer sexis (es terrible esto de sexualizar la infancia) y de caminar de puntillas, y que nos presentase a una barriguita, por ejemplo, que sea su mejor amiga, que le haya enseñado a quererse por encima de su aspecto, una barriguita que retoce en la playa con el culo lleno de arena, con un bañador con el elástico pasado, con los muslos rozados, haciendo bombas en la piscina, comiendo una sandía enterrada en la orilla y un Tupperware de tortilla de papas.

Así que Barbie, a mi, por el momento, no me caes bien, y en mi casa no entras, me está costando toda una vida lavarme los referentes estéticos de una infancia y una adolescencia en la que reinabais las mujeres imposibles.

Pero igual te perdono..cuando sea.

 

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

  Acepto la política de privacidad

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Información básica sobre protección de datos

  • Responsable: Marta Garín Montañez
  • Fin del tratamiento: Controlar el spam, gestión de comentarios
  • Legitimación: Tu consentimiento
  • Comunicación de los datos: No se comunicarán los datos a terceros salvo por obligación legal.
  • Derechos: Acceso, rectificación, portabilidad, olvido.
  • Contacto: info@dragarinpediatra.com.
  • Información adicional: Más información en nuestra política de privacidad.