La llegada del bebé, los consejos no pedidos, las pastas y el café

Viñeta de la genial MAITENA

Justo ahora que vuelvo a tener una niña recién nacida repaso una a una estas líneas rojas ( ahora que tan de moda están las líneas rojas). Sigue pasando, todo sigue pasando.

Somos animales con sus crías, al menos trátenos como tales.

Las visitas, la comida… que cojan a tu bebé!!!! Cuando están recién nacidos y los primeros meses que toquen a tu hijo es como un ataque directo, te sientes como un animal. Nadie le quitaría la cría aún lactante a un animal, no tocamos a los bebés de algunas especies porque nos dicen que eso dificulta el vínculo con la madre y sin embargo cogemos a los bebés humanos, les damos BESOS nada recomendados e incluso lo hacemos después de haber fumado o dejamos que niños resfriados también los toqueteen.

Los hijos son NUESTROS, más nuestros que de nadie. Mío y de su padre y no son un trofeo que pasear, y esto no es un peregrinaje por casas ajenas para que lo conozcan todos y tampoco queremos que nuestro HOGAR recién construido se convierta en una feria. Las visitas deben ser cortas, si, y no es necesario quedarse a merendar, a almorzar, a tomar café… y desde luego la siesta es sagrada porque probablemente, si el bebé lo permite, es vuestro pequeño espacio. Hay que tener la valentía de decirlo si es que la otra parte no se da por enterada. Pasar por el trance del puerperio como mujer es muy duro, aún lo es más si tienes que compartir tus llantos, tus miedos, tus dudas, tu sensación de pérdida, tu ansiedad y en definitiva tu desastre emocional con otros invitados no invitados. Tener hijos es una prueba dura para la mujer y para la pareja, hace falta espacio para digerirlo y desde luego, que nadie se ofenda porque hoy no me apetezca sonreír, porque hoy no tenga ganas de que te quedes al café, porque hoy solo quiera llorar un poco y que me abrace mi pareja, porque aunque no lo creáis en casa tengo todo lo que necesito y probablemente la mayor muestra de amor hacia mi nueva familia sea respetar nuestro espacio.

Ojo con los consejos no pedidos. Ojo con los besos innecesarios y peligrosos. Ojo con las visitas frecuentes. Ojo con esperar que seamos anfitrionas. Ojo con creer que tengo que estar perfecta y ser muy feliz.
Somos animales con sus crías, al menos trátenos como tales.