La herida
Mi herida tiene la forma de un vacío, de un desfiladero donde bailan mis fantasmas a ritmo de vals vienés.
Mi herida es un abismo de paredes afiladas, piedras de lo que nunca fui, felicidades pospuestas. En mi herida canto a voces los versos de un poema sin nombre.
Mi herida es una montaña de trajes a medida para un cuerpo que no es el mio, para una boca que no soy yo, para una mujer que no existe. Mi herida es un duelo de carne.
En mi herida hay un eco que repite “nunca” como una letanía, como una promesa de fracaso, un eco que se repite en la nuca en una certeza de fin.
Mi herida, en su orilla, guarda una hilera de niños sembrados donde ya apenas queda luz.
Mi herida tiene un mar salado de culpa y pérdida, mi herida surcada por los restos de mi que he ido dejando, un naufragio de otra que ya no es sino herida.
Mi herida ruge levantada en tormenta y me arranca el aire, y me trepa como un muro de desencanto, y se me enreda en la boca cualquier domingo por la tarde.
Y me sangro y me lucho, y me rindo y me pierdo.
Pero mi herida, a veces sana, aunque solo sea para volver a abrirse.
El anillo de @morirdeamorjewels ya lo he pedido a los reyes. No puede existir una joya más intensa y con más fuerza que esta. Mi herida y mi cura, yo misma haciendo y deshaciendo el daño. La vida como un vaivén imperfecto de cicatrices que se reabren y que sanan.
Gracias Belén por crear una joya tan bonita.
Queridos Reyes Magos… Ya saben ustedes…
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