Hoy es mi cumple

Hoy es mi cumple y yo no soy de esas a las que no le gusta pregonar a los cuatro vientos que sigue haciéndose vieja, que sigue viviendo y manchándose como si esto fuera un jardín lleno de flores. Yo si pudiera llenaba toda la calle de farolillos de colores y guirnaldas amarillas y me traía una fanfarria con un bombo enorme que tocase un hombre redondo con un bigote inmenso de domador de circo. Y me despertarían las trompetas y el confeti de colores en mi ventana y traerían churros y matasuegras de colores y bailaría en pijama antes de lavarme la cara, con el pelo enredado. Y después uno a uno desfilarían mis hijos con gorros de estrellas y los perros me lamerían la cara y sin darme apenas tiempo entrarían en tropel toda la gente a la que quiero y he querido, vestidos para una verbena de agosto, con las manos llenas de botellas de cerveza, de platos de queso, de jamón finito de ese que deja ver al otro lado si lo pones al trasluz. Y me pondrían una corona de flores (ya sabes, a mi el minimalismo no me va mucho) y un vestido largo que vuela como las alas de las libélulas que los domingos vienen a posarse en las piscinas y cantaríamos juntos cumpleaños feliz, y yo lloraría pero sonriendo. Sonriendo hasta que parece que se te saltan las costuras de las comisuras y te duelen hasta los dientes y las sienes, pero eres feliz porque es domingo y apenas amanece. Y nos abrazaríamos y brindaríamos y nos contaríamos todas esas veces en las que fuimos felices y atardecería juntando historias hasta construir un cielo nuevo con todo lo que nos hemos querido.

Así que hoy es mi cumple, y aunque la fanfarria no llega, yo me siento feliz con mi orquesta de niños gritando ¡Feliz cumple mami! y estos dos perros viejos que siempre saben lamerme las heridas.

A lo mejor el año próximo la cale es una fiesta de farolillos amarillos y en el jardín brotan margaritas y yo sigo bailando con un vestido de alas de espuma.