Feliz navidad
Feliz navidad a todos mis ausentes.
Yeya habría comprado la zambomba más grande del mercado de Huelin, le habría puesto espumillón en el filo, un pandero de pellejo bueno y Yeyo vendría elegante y sobrio acorde a las circunstancias de un cristiano apretao, chaqueta y corbata seguro. Mi abuelo Pepe tendría siempre comentarios ácidos sobretodo, cuanto más mayor más parecía reírse del mundo, como si llegase un momento en que todo eso tan importante en realidad importase poco, y siempre menos que acabar riéndonos. Mi abuela Ana habría cocinado de todo, para todos, y prueba la carne mechada, y la sopa de pelotas, y los canapés, y el huevo hilado, y ¿no quieres un poquito de flan? y las rocas, Marta que las he comprado por ti…
Yo a todos os siento a mi mesa, esté donde esté, porque qué más da el día, el mantel y las horas, vosotros estáis siempre y el haberos disfrutado no puede ser más que un motivo de alegría. Así que no echéis de menos, sentadlos a vuestro lado, recordad como hablaban, que dirían, el vestido azul de ni abuela Ana, el modo en que daba palmas mi abuelo, cómo acabábamos siempre cantando los mismos villancicos. Echar de menos es la suerte de haber querido mucho y bien.
Mirad a vuestros hijos si hoy os falta alguien, pensad en cómo los verían ellos, los que hoy no están, en cómo los querrían, en cómo volverían a bailar de su mano, a reírse, a tirarse al suelo, a pintar con ceras de colores, a sembrarlos de ilusión como hicieron con nosotros. Quiero vivir las navidades y la vida agradeciendo que os tuve y regalándole a mis hijos felicidades.
Feliz navidad a todos mis pacientes, a sus familias y a vuestros ausentes. Gracias por regalarnos tanto.
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