Feliz cumpleaños mi pequeña amazona
Hoy que vas a cumplir un año escribo antes de que la casa despierte, porque es el único instante que aún me reservo, y lo hago, normalmente para trabajar. Pero hoy puedo pensar solo en ti, en ti y en mí, en que fuimos la misma persona, en que me quedan todas las heridas y el cuerpo maltrecho y extranjero, un vientre que reconquistar.
Has crecido tanto y entre tanto ruido que no he sido capaz de oír el estallido de tus plumas, y ahora, de repente, ya tienes alas, y casi caminas con tus pasos diminutos y seguros, como si pudieses sembrar la tierra con cada movimiento. Tienes una cara redonda y brillante, como un fruto de primavera de los que devoras, dos dientes descarados que se alzan como un reto, como una promesa de lucha y supervivencia. Gritas “hola” cada cierto tiempo, persigues los gatos y te escondes tras los perros. Siempre estás sucia de felicidad como una amazona en guerra. Sabes conquistar la luna, abordar navíos, aplastar ciudades… gracias al entrenamiento constante de tu hermano mayor. Has aprendido a graznar como un ave nueva para que sepamos qué necesitas, a señalarlo todo, a escalar torres y cuerpos, a llorar solo cuando alguien mira, a reírte a carcajadas, a comer arena y plastilina a manos llenas, a salpicar a todos, a abrazar a Saco… Ya, mi niña, cumples un año y como no, me asusta. Y es que a mí, todo me asusta, espero que no llegues a notarlo hasta que ya seas tú la que tema por mí, hasta que ya no tenga que ser siempre una raíz, un origen, una certeza. Me asusta el mundo en el que creces.
Te dí a luz en un mundo libre aunque anunciaba pesadillas, el avance de pensamientos que coartaban libertades, el crecimiento de ideas que parecían ya desterradas, la sensación en la nuca de presión que se siente cuando una se dá cuenta de que la persiguen. Ese era el mundo. Ahora, este ejército de hombres que aman las guerras y el orden marcial y las alas rotas, y las mujeres preciosas y ornamentales avanza en un escenario en el que además de repente a todo se le ha puesto una puerta. A esta playa en que pensé en tí cuando aun no estabas, una puerta, a este mar donde abracé tantas veces a tu hermano, un horario, a este cielo, un toque de queda, a mis besos un límite férreo, a mis abrazos una suspensión inmediata. La calle llena de silencio de hombres vacíos. Las bocas tapadas, el frío que se siente cuando nada abriga… Un frío de alma, una orfandad de esperanza. Asusta.
Esto pasará aunque es difícil poder dar un plazo esa incertidumbre ahoga. No sé cuántos años te va a robar este desastre, tú apenas lo percibirás, crecerás dentro de esta distopia Orwelliana, pero qué difícil no mirarte con cierta añoranza de todo, qué difícil no compadecer la falta de aire, la falta de vuelo.
Ojalá pase pronto, ojalá mi niña sucia conquiste toda esta tierra con una marcha de hadas que hoy, como tú, apenas cuentan el año. Ojalá estéis todas sonriendo con dos dientes dispuestas a sembrar los campos de flores.
Feliz cumple mi niña amazona.
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Día a día se irán conquistando esas tierras, esas playas, esos horario inútiles que no son suficiente y son infierno.
Que bonitas palabras y que necesarias en estos tiempos de incertidumbres.
Nuevamente me quito el sombrero ante tu verdad, tú vida y tú profesión.
Gracias Marta, gracias porq como madre, como profesional, como mujer y persona, siempre pones palabras a nuestros pensamientos, gracias por todo por ser y estar.
Un beso fuerte y muy feliz cumpleaños