La tarta
Alejo me explica que él no está resfriado, que fuera hay un virus, pero que él está sano.
Que por el virus han cerrado la guarde, y el parque y nos han prohibido ir todos a la compra y subirnos en el carrito y hasta darle al botón de ascensor.
Alejo me dice que quiere ir a casa de la abuela, que hace mucho que no juega con el camión de bomberos y que el abuelo ha prometido fabricar un cohete.
Pregunta que por qué no cierran el hospital también, para que yo me quede en casa con ellos.
Alejo repite que cuando sea su cumple se habrá curado el resfriado y habrá una tarta de dinosaurios y le regalaremos una excursión a la casa cueva.
Y así sonreímos cada día porque es imposible no estar contentos cada vez que pensamos en la magnífica tarta de dinosaurios como una promesa de victoria al sol.
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