Bailar como una puta loca
Yo con el Robe rompí a follar, a enamorarme y a vivir desde los más profundo de las tripas. Yo he dado saltos de suicida con su música de fondo y me he dicho nada importa, solo esto, solo la fuerza con la que deseo y amo, solo esta locura de instante en que elijo todas las tormentas.
Hay un luto de fin del mundo esta mañana, una cabalgata de recuerdos a los que ando sacándole brillo, una promesa de que merecerá la pena, de repente. Como si me conocieras, como si alguna vez hubieses sabido que eres la banda sonora de todas mis pasiones, las que lamen y las que arañan, los bordes de todas mis heridas y el calor que hierve trepándome el sexo.
Es más una deuda que un obituario, es más jurar por todos los hados que volveré a elegir esta tormenta de saberme viva, que con miedo seguiré danzando, que voy a mantener este amor loco por siempre, a vivirlo desde el fondo de un mar que se encabrita y llora. Que voy a seguir gritando que sigo viva, que mancho, que rasgo, que ofendo. Y que existo. Y que voy a darme la oportunidad de ser de nuevo carne que naufraga y se deja arrastrar. Y ojalá, tú tambien (tú que me acompañas, tú que has tragado océanos de domingos, que has masticado mis huesos y mis miedos) quieras volver a encontrarte conmigo. Porque solo tengo un amor y es la batalla más hermosa de la tierra.
Yo brindo por todas las urgencias de carne, por el rugido entre las piernas, por los fracasos cuajaítos de flores y los barcos hundidos. Por todo lo que duele y merece la pena. Por la vida, en suma, que si te dejas, te va a doler, pero te va a gustar.

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